sábado, 3 de mayo de 2014

Johann Trollman, "Rukeli": un bokeador gitano contra los nazis



La historia de Johann Trollman, apodado Rukeli, el boxeador gitano que se enfrentó a los nazis, es una historia épica, aunque también muy trágica.

Rukeli se consolidó como boxeador a finales de la década de los 20. Su estilo se caracterizaba por un veloz juego de piernas y una extraordinaria facilidad para esquivar golpes. Fue precisamente su gran movilidad la que le hizo tomar ventaja en muchos de sus combates.

La carrera profesional de Rukeli fue progresando poco a poco. Por otro lado, al prestigio adquirido como boxeador técnico y escurridizo, se le fue sumando un carisma personal que, por ejemplo, ocasionaba que al final de sus combates se agolparan decenas de seguidores y seguidoras tan solo para verle un poco más cerca.

Su momento estelar llegó en 1933, ya con los nazis en el poder, cuando combatió con Adolf Witt, un pegador racialmente impecable, por el título de los semipesados. Rukeli, que utilizó su agilidad y baile de piernas para marear a Witt, ganó a los puntos al sexto asalto, llorando de felicidad en el ring. Pero, una semana después, los jueces nazis le retiraron el título por “pobre comportamiento” (llorar) y “mal boxeo” (ser rápido), una decisión que enmascaraba la indignación que sentían al ver a un campeón gitano. La pelea tuvo que repetirse, pero con orden estricta para Rukeli que le impedía bailar en el ring. La pelea se celebró, pero Rukeli se presentó con el pelo teñido de rubio y el cuerpo cubierto de harina para blanquear su piel. Además, el boxeador gitano se situó en el centro del cuadrilátero, abrió las piernas y se quedó parado, para que su rival, favorecido de antemano por los jueces nazis, pudiera noquearlo fácilmente, acabando así con un enfrentamiento injusto que pasaría a la historia por el terrible gesto de dignidad del boxeador gitano.

Posteriormente, Rukeli, como otros cientos de miles de gitanos de toda Europa, fue internado por los nazis en un campo de concentración. Allí siguió boxeando. De hecho, fue una pelea la causa directa de su muerte, pues fue un kapo (presos que trabajaban para los nazis) quien lo asesinó, apaleándole hasta la muerte después de que el boxeador gitano le hubiera derrotado limpiamente. Rukeli murió con los guantes puestos.

En 2003, la Federación Alemana de Boxeo entregó a sus descendientes el cinturón de campeón del peso semipesado que le pertenecía en justicia. En Hamburgo como en Berlín, hay monumentos a su memoria.

- Publicado en el número 2/10 del fanzine COTARRO.

2 comentarios:

Loam dijo...

Ninguna "célula" debe escapar al monstruoso cuerpo uniformado del Poder, por eso la deportividad, en el más noble sentido del término, nunca ha sido ni será cualidad del mismo. Pero ni todas las divisiones panzer juntas podrán derrotar la memoria ejemplar de Trollman.

Salud!

Juan Cruz López dijo...

Su ejemplo es indeleble, desde luego.

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