sábado, 14 de julio de 2012

XIV de mi vida...


Actualizo muy poco este blog; es una pena, pero es el que siempre paga los platos rotos, esta rutina que a veces se antoja esquizoide, carente de sentido incluso. Hablaré del siglo XIV.

Hace unas semanas, justo una noche que salí de una proyección en el Centro Social Autogestionado "Jaén en pie", encontré frente a un Telepizza cercano a casa la revista que acabo de escanear. Qué suerte, fue lo primero que pensé, sobre todo por lo del monográfico sobre la peste negra. Y es que llevo mucho tiempo queriendo escribir algo sobre El triunfo de la muerte, el cuadro de Brueghel, una obra con una iconografía simbolista difícil de igualar por su riqueza y por su extraordinaria narratividad.

Decía que os quería hablar del XIV... Según nos cuentan los manuales de historia, fue un siglo horrible, asolado por las guerras, el hambre y las epidemias. La más conocida de ellas es la peste negra, que diezmó la población de Europa y, de paso, vació las ciudades. Una situación de inestabilidad extrema, de extremo escepticismo, que se tradujo en el socavamiento progresivo de la legtimidad de los sistemas de poder vigentes en aquella época. Sobre todo la iglesia, con sus riquezas y sus excesos, vio como paulatinamente era puesta a prueba su hegemonía ideológica, aunque, también a su manera, supieron sacar tajada de la situación, pues fueron muchos los potentados que legaron sus riquezas al clero para lavar sus culpas.

La situación actual no es comparable, desde luego que no, pero sí es cierto que, en cierta forma, la situación de crisis multisistémica está favoreciendo lo que decíamos antes, la quiebra de los sistemas de legitimación ideológica de los poderes político y económico, algo que se evidencia en el desprestigio actual de los sistemas de representación imperantes. Es importante conocer el concepto de hegemonia cultural de Antonio Gramsci para hincarle el diente al análisis de los sistemas de poder actual; algo de lo que tengo que escribir para el siguiente número de Estudios, cuya lectura recomiendo.

De repente he imaginado a una rata corriendo entre mis pies... Dejo de escribir. Tengo los pelos de punta. Bubones pestilentes...

4 comentarios:

silencio dijo...

cómo sería esa época, gris, oliendo a humedad y a mugre por las calles... siglo catorce... intento imaginar el olor de esos cien años... me pongo un pañuelo a modo de mascarilla...

como ahora con la gripe A

Juan Cruz López dijo...

La Baja Edad Media es un periodo apasionante. Solo después de que la peste arrasara con media Europa, se pudo hablar de un reverdecer cultural y socio-económico. Precisamente, el avance del relativismo religioso en estos años posibilitó el cambió de mentalidad que luego daría lugar al Renacimiento. Por otro lado, y aunque sea de "rebote", la falta de mano de obra ocasionó una subida de salarios que posibilitó la promoción social de muchas familias, lo que, a su vez, facilitó la creación de un marco político distinto, algo más flexible.

julia dijo...

eres un maestro de la historia juanillo... besos

julia dijo...

aquí la única realdiletante soy yo... por que todo lo que he aprendido hasta ahora en mi vida lo he aprendido de los demás... aprendo de las otras mentes... realdiletantista... besaco

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